
En la noche del 7 de junio de 2019, una noche que para mí fue de oración extendida en una reunión pública, el Señor me habló sobre Alemania. Vi la bandera alemana delante de mí y Él dijo:
El pueblo de Alemania es muy “limpio”. (Esta palabra apareció entre comillas según la he escrito). Entonces dije Señor, ¿qué quieres decir con “limpio”? Él dijo- Exactamente eso. Ellos son muy limpios, en sus asuntos, en sus quehaceres, en la manera en que se tratan los unos a los otros. Aún hasta en la manera en que se corre el país- es una nación muy “limpia”. Entonces dije, ¿por qué está entonces la palabra entre comillas? Su respuesta- Bueno, dije que eran limpios, y lo son. No dije que fueran sin culpa. De hecho, Alemania tiene sus fuertes demonios del pasado, pero en general ella los ha conquistado. Ella ha hecho un trabajo maravilloso de arrepentimiento y de reconstrucción y por ello debe ser elogiada.
Entonces vi una imagen en blanco y negro con personas trabajando en vías férreas. Estaban restaurando vías rotas alrededor del país. Vi mucho martilleo ocurriendo y a gente mezclando cemento para proyectos de construcción. Había grúas levantándose junto a edificios, muchas manos juntas prestadas en Alemania para realizar trabajos livianos de reconstrucción. Vi a alemanes en filas en los miles- vestidos en “ropas de hombres de trabajo”- cada uno con un curioso libro parecido a una chequera en sus manos. Estas largas filas de personas estaban pacientemente esperando ser atendidas en los bancos- madres, padres, jóvenes y viejos- todos esperando su turno en la fila del banco. Arriba de sus cabezas vi aparecer “AHORROS” en letras grandes. Vi a las personas trabajando día y noche con corazones contritos, y no estaban deprimidos, sino que eran, de hecho, personas muy alegres y de buen carácter, con disponibilidad de reformarse. Al final la imagen comenzó a tornarse de colores según Alemania se volvió brillante, hermosa y bulliciosa nuevamente.
“Estas personas son limpias y no huyen de sus responsabilidades. Su país es ordenado y perfecto en la manera en que su legislatura y los deberes ciudadanos son manejados. Ciertamente no son sin culpa [perfectos], pero su amor por su prójimo es legendario. Un alemán siempre tenderá una mano”.
Vi a Alemania abrir el portón de un jardín y un niño pequeño de una etnia diferente entró; parecía musulmán o árabe. No tenía ropas o zapatos buenos, pero la anciana y el anciano alemanes que abrieron el portón le dejaron entrar y le dieron comida y un buen abrigo para que no tuviera frío. El niño fue consolado y comió su sopa con agradecimiento. Todo el mundo estaba en silencio porque no podían hablarse los unos a los otros por la barrera del lenguaje, pero el consuelo y la paz era un lenguaje que ambas partes podían disfrutar con facilidad.
La imagen cambió y el Señor estaba caminando por las calles de Alemania. Lo vi en una ciudad en particular, pero el continuaba llamándola un “pequeño pueblo pacífico”. En un letrero de madera DE HACE MUCHOS AÑOS, vi esta palabra escrita: “STRASBOURG”. Este letrero era de la antigüedad, nada cercano a la era moderna- se veía como si fuera el primer letrero de calle que existió, hecho de madera y pintado a mano: “STRASBOURG“. El Señor estaba caminando por este poblado al anochecer, cuando los vigías encendían las lámparas que hacían las veces de postes en las calles en aquella época. Jesús estaba tan feliz caminando en ese lugar; le escuché decir “Un pequeño pueblo pacífico”, una y otra vez. El amaba este lugar. Los vigías iban calle abajo en una dirección alumbrando los faroles de la noche, mientras Él en su túnica blanca con faja azul, manos en su espalda, continuaba caminando calle arriba en la dirección opuesta. La paz del lugar mientras las personas alumbraban sus faroles en sus ventanas era hermosa.
El Señor dijo: “Observa esto”. Ahora lo vi caminar por el mismo camino en “Strasbourg” pero durante el día. Era la misma era antigua, y según caminaba calle arriba nuevamente, una línea entrecortada blanca como las que se ven en las carreteras modernas apareció en el suelo. Justo donde Él caminó, apareció la línea, y vi esta línea creando una separación de CREENCIAS.
Los alemanes a ambos lados de la línea estaban en sus casas mirando afuera por sus ventanas, con jardines de frente a verjas; algunos eran Cristianos mientras otros no lo eran. Se conocían entre ellos y vi claramente que los no cristianos sabían exactamente quiénes eran los Cristianos. Ambos lados eran corteses y amigables, pero los Cristianos no le hablaban a los otros de Jesús. Su relación era amorosa y placentera, cada uno sabía quiénes eran, pero no predicaban el evangelio a su alrededor. El Señor Jesús dijo a Alemania:
“Sin embargo tengo esto en tu contra Alemania. Conoces el evangelio, pero no lo enseñas. Enseñas información rígida secular que apaga la luz de la Verdad en tus ciudades; por esto Mi pueblo perece porque no escuchan de Mí. Has reparado tus verjas y haces un buen trabajo- pero PREDICA EL EVANGELIO MAS ABUNDANTEMENTE EN TUS CIUDADES. El tiempo del fin está cerca- llama a los rezagados para que entren, para que yo cierre la puerta del arca tras ellos en el momento justo. PREDICA SOBRE MI, y yo vendré a ti. A las personas de “Strasbourg” Él dice: “He venido a ustedes muchas veces en el pasado y me he disfrutado sus hábitos y cultura. Estuve con ustedes en tiempos antiguos y estaré con ustedes nuevamente. Yo amo la nación de Alemania. Mi mano estará con ella para guiarla a través de sus luchas”.
La última cosa que el Señor me dijo es: “En el tiempo del fin el Nazismo se levantará otra vez, pero ya no vendrá de Alemania. Este mal se levantará nuevamente, pero del lugar menos esperado”.
-Celestial