Di a esta gran ciudad, BABILONIA, LA CORONA DE LOS CALDEOS.

A la ciudad que se sienta junto al mar, escribe:

“Ya viene tu devastación. Tu destrucción está cerca. El decreto se ha establecido, no será revocado. Ellos montarán barreras de asedio (bloqueos y cierres de carreteras y trampas en las vías secundarias) en tu contra, hasta que estés atrapada dentro de ti misma. Sin forma de entrar, sin forma de salir- el tráfico estancado por millas y las personas enviadas a sus casas para esperar allí el “asedio”. ¡Confusión! ¡Terror! Estarás atrapado. ¿Quieres escapar? Estarás ATRAPADO. Los hombres se mirarán unos a los otros atónitos, hombres fuertes se volverán débiles ante esta nueva calamidad. Porque aquí hay sabiduría, aquí hay verdad para el sabio. Tu deblidad es explotada por la mano de la astucia, tu enemigo ya está a tus puertas.  Desde adentro y desde afuera, veo a BABILONIA ser vendida por siclos y céntimos, dólares y monedas de diez centavos, níqueles y centavos. Ellos te han explotado todo lo que han podido con la mano del usurpador- ahora con un sólo golpe-  lo tomarán todo. De momento estará sobre ti: como los dolores de parto caen sobre una mujer encinta, te tomarán por sorpresa. Tus líderes te asegurarán que vendrá el orden, tu red de mentiras prometiendo aguas calmadas y que “la programación regular” se restaurará pronto. Ve a tus ‘expertos’ correr a paneles para discutir en tonos de voz silenciosos lo que esto significa para América: “¡¿Qué ocurrirá ahora al país?!” No hay respuestas para lo que vendrá a ti Nueva York; tu porción está establecida y tu copa está más allá de tu capacidad de beberla.

Así es como te me daré a conocer, EN FLAMA Y UN FUEGO– porque el endurecimiento de tu corazón está ya completo y no hay arrepentimiento. No, no mires a la mano (humana) que te golpeó, no mires al rostro (humano) que te hace llorar. Porque te digo- YO EL SEÑOR SOY EL QUE PUSE LA EMBOSCADA EN TU CONTRA. Yo soy quien envió esta calamidad, por todas tus prostituidas obras, tus adulterios constantes con otros dioses  y tu corazón que no se arrepiente.  Me has afligido mucho y ya no permitiré tanta maldad continuar sin castigo. Voy a arder como un fuego purificador sobre ti, hasta que toda tu escoria sea erradicada. Si sólo diez santos pueden encontrarse en medio de ti, Yo los recibiré en Mi reino. Una y otra vez te extendí mi Mano, pero no quisiste. Envié mi Palabra, pero tú le rechazaste; envié mensajeros y tú te burlaste de ellos en las calles. ¡Bromistas! ¡Burladores! ¡Escarnecedores! Mis hijos se han descarriado; mi herencia está irreconocible como la tierra del libre y el valiente. Te hare lo que tú me haces, pagaré el doble. Mira, aún ahora te repudio (en divorcio) y vengo a ti en una tormenta”.

Esta es la palabra del Señor.

-Celestial